Para un barcelonés de pro existen muy pocas pastelerías que se puedan considerar sagradas, venerables en el estricto sentido de la palabra, Escribà y La Farga serían dos de ellas, la Colmena también despertaría buenos recuerdos en bastantes al igual que Vilaplana (donde venden el que sin duda es el mejor Sacher de Barcelona (y sobre esto no voy a aceptar ningún tipo de controversia)… y también Foix de Sarriá está por méritos propios en este repóker. Aunque es difícil convencer a alguien que dedicar un rato de desplazamiento sólo para comprar un pastel o unos cuantos bollos puede parecer una frivolidad (¿qué le vamos a hacer?), como lo sería considerar una ventaja para mudarse el pasar a estar cerca de la misma, no cabe duda de que para los que hemos decidido dedicar los años que pasaremos por aquí a acumular el máximo placer inocente que nos permitan es sin duda un planazo que creo que merece la pena compartir. Major de Sarrià, 57 y Plaça de Sarrià, 12-13 de Barcelona.
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