Hay en París miles de cafés que harían avergonzarse a cualquiera de los cuchitriles que pueblan nuestras calles, en cualquiera de ellos un camarero profesional y a menudo de simpatía simplemente inexistente te servirá lo que le has pedido, te lo llevará a una mesa con encanto y te dejará que veas pasar la vida por la ventana o desde las mesas de la acera que apoyadas contra el ventanal dejan que se sientas realmente especial. En algunos de estos cafés además los más fetichistas buscarán la mesa en la que sentaba tal o cual escritor o periodista, o en la que aquél filósofo engatusaba a sus alumnas, o que salía en aquella película, pero recuerda que la felicidad absoluta te la da el estar en París, el saber que va a pasar algo bueno y que algún día pensarás en ese momento como en uno de los más especiales de tu vida. Café de Flore (ya hay foto) Boulevard St. Germain 172, Paris.
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